El
primer día de viaje, fue como acostumbra a ocurrir un tanto agotador por
el trajín que representa arrastrar
maletas al taxi, aeropuerto para arriba, para abajo, avión, aeropuerto, autocar,
recepción hotel, deshacer maletas, bueno un autentico rollo…suerte que todo se
suple por la ilusión de los primeros momentos, esto de los viajes me recuerda
los guateques de juventud, que casi se disfrutaba mas con los preparativos que
en el propio curso del guateque
Lo
primero que me ha sorprendido a pesar de haber visto fotos y reportajes es ver
de cerca esa tierra negruzca de la isla de Lanzarote cubierta por las cenizas y la lava de las erupciones volcánicas, con el única variante de
las casas en color blanco, prácticamente hasta la carpintería es de madera
oscura, en el interior puede ser verde y de cara a la costa azul, prácticamente ausencia de colores eso si con la gran excepción de las flores, es una especie de desierto de arenas
negras, pero curioso y sorprendente.
Lo otro que me sorprendió es ese
continuo fuerte viento seco, el Alisio que sopla en esta época del año.
Pero
no hay nada que no lo arregle un buen combinado de coca-cola con limonada refrescante, en uno de los
chiringuitos de Playa Blanca frente al océano Atlántico.
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