MI VIAJE A CANARIAS III.

Hoy día especialmente dedicado a situarte en el ambiente del hotel, y el del pueblo donde estamos ubicados Playa Blanca.

En esta zona supongo que debido a las extensiones de terreno improductivo que existían, se ha tenido el acierto de construir los grandes hoteles en horizontal. con un núcleo central donde están los equipamientos y alrededor las habitaciones en forma de pequeños apartamentos con su zona de jardín (negra por supuesto), así que hoy piscina y a ponerse moreno, podemos escoger de agua salada o de agua dulce, yo he escogido..."sin agua".

Por la tarde paseo hasta el centro del pueblo de playa Blanca, antiguamente un pueblo típico de pescadores con un frontis marítimo de lo mas convencional, pero original por los contrastes del blanco-negro y el colorido de las flores, su contenido como todos, chinos, indios, latinos, bazares de todo a....., restaurantes, cafeterías, etc. por lo que... paseo y compra de souvenirs.

Lo que mas se lleva es el camello, el diablito de Timanfaya, y la lagartija aquí les llaman "Perenke", que corren a sus anchas por las calles del hotel, hasta el punto que es mejor cerrar la puerta sino igual te encuentras uno durmiendo en tu cama, o bañándose en la bañera del cuarto de baño.

Que me ha llamado la atención.

Las lagartijas que conviven contigo.

EL ALISO, ese viento continuo, que si dicen que en el Ampurdan acaban todos un poco "locos del Ampurdan" por el viento, aquí deberían estar todos chiflados, suerte que según dicen es solo en esta época del año.

Las flores que nacen de los cactus, lo mas extravagante y colorista que se pueda ver, un espectáculo de la naturaleza excepcional.

Pero lo mas curioso es que de momento en día y medio que llevo en Canarias todavía no he podido hablar con un canario y gozar de su peculiar acento y la calidez de su voz, como dije antes, chinos, indios, pakistaníes, latinoamericanos, y algún español pero venido de la península, la guia murciana, el recepcionista de Teruel, incluso hasta de Bilbao, (como el jefe de mantenimiento).

Suerte que todo lo arregla una copita de Malvasía blanca y seca (el vino típico de aquí) en una buena terracita frente al océano Atlántico.